Siempre he querido comenzar un libro dedicado a mi vision de la mujer y el otro dia encontre la escusa perfecta.
La eternidad en una lagrima.
Ese fue el desencadenante de mi manifiesto espirtual de la sensibilidad encontrada en la contemplacion y el cuidado de algo absolutamente trascendente y anulador de mi realidad por el simple imperativo de la aceptacion de que es tener en frente a dios mirar el rostro de la lagrima que es mi referencia.
Dios en particular y dios en general.
Dios sin limite.
Dios en humanidad.
Dios en poesia.
Dios temporal e infinito, silencio en la palabra y lo oculto en lo manifiesto.
Te vuelvo a repetir que es la devocion a aquello que supera el limite de lo eterno porque ademas es temporal y pasion y sentimiento.
La mujer es dios y el hombre es un por dios por ella.
Desde la disciplina oriental del alma en dualidad yin y yang, afrento mi devocion expuesto a la luz de lo no manifiesto que solo puede ser dicho en un tono poetico.
Estas son las palabras que surgen por ser ante ti silencio.
Gracias por la infinta lluvia de una lagrima tuya en los campos sedientos de el alma mia.
Estas son las palabras de mi silencio.
...no le busques sentido, no lo tiene.
maestro zen
viernes, 15 de febrero de 2008
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